
Actualizar los equipos informáticos de una empresa suele asociarse con mejoras estéticas o de velocidad. Sin embargo, el verdadero valor de una estrategia de renovación va mucho más allá. Se trata de construir una base sólida de ciberseguridad y resiliencia operativa.
El modelo de trabajo híbrido ha transformado la forma en que se realiza el trabajo, generando nuevas oportunidades y desafíos. Según Statista, el mercado de seguridad en endpoints en la región EMEA alcanzará los 4.880 millones de dólares en 2025, con una tasa de crecimiento anual del 9,93% hasta 2030. En Europa, el crecimiento proyectado es del 9,43% anual en ese mismo periodo.
Mientras los empleados disfrutan de mayor flexibilidad, los equipos de TI se enfrentan a una superficie de ataque más amplia. Los dispositivos ya no operan exclusivamente detrás del cortafuegos corporativo, sino que se conectan desde redes domésticas, Wi-Fi públicas y otros entornos vulnerables. En este contexto, una estrategia bien definida para el ciclo de vida de los PCs convierte una renovación rutinaria en una actualización crítica de seguridad.
Los riesgos de mantener dispositivos obsoletos
Conservar equipos antiguos puede parecer una medida de ahorro, pero conlleva riesgos ocultos que afectan tanto la seguridad como la eficiencia operativa.
Actualmente, hay 1.500 millones de PCs en uso en oficinas, escuelas y hogares en todo el mundo. De ellos, el 30% tiene más de cuatro años. Estos dispositivos no pueden soportar las funciones de seguridad modernas integradas en los sistemas operativos actuales. Además, muchos carecen de unidades de procesamiento neuronal (NPUs), lo que impide aprovechar los avances más recientes en inteligencia artificial.
La transición a Windows 11 representa una oportunidad clave para reforzar la seguridad desde la base. Este sistema operativo fue diseñado con un enfoque centrado en la protección, exigiendo hardware con características como el Módulo de Plataforma Segura (TPM) 2.0, que permite funciones de seguridad basadas en hardware, como la creación y almacenamiento de claves criptográficas.
Intentar ejecutar software moderno en hardware antiguo no solo limita el rendimiento, sino que deja brechas críticas de seguridad. Sin el soporte adecuado, no es posible aprovechar las protecciones avanzadas que ofrecen los nuevos sistemas operativos, lo que expone a la organización a ciberamenazas.
PCs modernos como primera línea de defensa
Los ciberataques son persistentes y pueden dirigirse a un mismo dispositivo en múltiples ocasiones a lo largo de su vida útil. Por ello, los PCs comerciales actuales están diseñados como una primera línea de defensa en entornos de confianza cero. Integran funciones de seguridad directamente en el hardware y firmware, por debajo del sistema operativo, ofreciendo una protección más robusta frente a ataques que buscan vulnerar el software.
Incluso antes de que un dispositivo llegue al usuario final, la seguridad en la cadena de suministro es esencial. Los PCs modernos de fabricantes de confianza pueden incluir medidas avanzadas opcionales, como certificados digitales generados en fábrica que permiten verificar la integridad de los componentes y detectar manipulaciones. Esta garantía asegura que el dispositivo llegue en su estado original, libre de modificaciones maliciosas.
Además, funciones como la verificación del BIOS y firmware, junto con indicadores tempranos de ataque, ayudan a mantener el dispositivo seguro durante su uso. La protección de credenciales también es crítica: un almacenamiento seguro para las credenciales del usuario puede prevenir ataques de identidad, uno de los mayores desafíos actuales.
Una estrategia de renovación para un futuro resiliente
Según un estudio reciente, los sistemas heredados consumen hasta el 80% del presupuesto anual de TI a nivel global, y las empresas gastan en promedio 30 millones de dólares en mantener cada uno. Integrar la renovación de PCs en la estrategia de seguridad permite construir una organización más resiliente y productiva. Es una oportunidad para alinear la tecnología con los objetivos del negocio, pasando de un modelo reactivo a uno estratégico y seguro.
Este enfoque ofrece beneficios tangibles: reduce la carga de trabajo de los equipos de TI, mejora la experiencia del usuario y refuerza la postura de seguridad frente a un panorama de amenazas en constante evolución.
En definitiva, renovar los PCs de una empresa es una decisión estratégica que refuerza la seguridad, mejora la productividad y prepara a la organización para los desafíos futuros. Apostar por tecnología moderna permite reducir riesgos, optimizar recursos y avanzar con mayor confianza en un entorno digital cada vez más exigente.

Marcos Manzano, Field Product Manager, Client Solutions, Dell Technologies
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