Las noticias falsas apuntan en cualquier dirección, y hoy mismo hemos sabido que la OTAN está siendo objetivo de una campaña de este tipo. Una campaña que todavía podría estar activa y que persigue, como ocurre de manera habitual en estos casos, ensuciar la reputación del objetivo atacado, en este caso la Organización del Tratado del Atlántico Norte, la organización político-militar que cumplió 70 años el pasado 2019.
El descubrimiento de esta campaña corresponde a FireEye, que lo habría detectado mediante Mandiant Threat Intelligence, su servicio de recopilación de información sobre ciberamenazas, según informa Security Affairs. Una campaña que intenta debilitar la imagen de la OTAN principalmente en Letonia, Lituania y Polonia, afirmando, entre otras noticias falsas, que la organización estaría planteándose dar por finalizada su presencia en algunos de los países objetivo de las noticias falsas.
Para la publicación de las mismas, los atacantes estarían optando principalmente por dos vías. La primera de ellas es aprovechar fallos de seguridad en medios legítimos para, al lograr el acceso a los mismos, eliminar otras publicaciones y, en su lugar, publicar las informaciones falsas en relación con la OTAN. De este modo, se apoyan en el prestigio de dichos medios de comunicación para dar más verosimilitud a las falsa noticias. Es, en cierta medida, parecido a lo que hicieron los responsables del hackeo de Twitter: emplear cuentas con prestigio para «colar» el engaño.
La otra vía es emplear sitios de información que se basan en los contenidos generados por sus propios usuarios (UGC). En este caso podrían utilizar tanto cuentas de nueva creación, como credenciales robadas de usuarios legítimos del sistema y que, también en este caso, ya pudieran contar con cierto prestigio en dichas plataformas. En este caso se habrían publicado noticias, pero también opiniones en contra de las supuestas (en realidad falsas) medidas adoptadas por la OTAN en dichos países.
Algo que resulta llamativo de este ataque es que, a diferencia de lo que suele ocurrir de manera habitual en las campañas de desprestigio basadas en noticias falsas, en esta ocasión parece que los atacantes no han empleado redes sociales. Quizá tenga que ver con el gran aumento de la sensibilidad y el escrutinio de las noticias falsas en las mismas. Algo que, sumado al peso específico del objetivo de la campaña, la OTAN, podría haber disuadido a los autores de optar también por esta vía de viralización.
Aunque la detección de la campaña es reciente, según las averiguaciones efectuadas hasta el momento la campaña llevaría activa al menos desde marzo de 2017, y en todo momento habría estado alineada con los intereses de seguridad y geopolítica rusos, país cuya relación con la OTAN no pasa por su mejor momento. Esto, claro, hace que las sospechas recaigan principalmente sobre Rusia, un país que, además, ya lleva muchos años mostrándose bastante activo en el empleo de las redes e Internet en campañas con múltiples fines.
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