Acabo de leer un informe sobre el teletrabajo y, lo siento, pero lo primero que me viene a la cabeza para resumir su estado actual es citar a Dickens: «Era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación«. Después de ver algunos números, los positivos y los negativos, creo que el inicio de A Tale of Two Cities describe el actual statu quo a la perfección.
Y es que, según revela un informe publicado por la compañía de ciberseguridad Bitglass, y que confirma la tendencia que ya venimos viendo desde hace meses, la pandemia de coronavirus ha forzado un cambio masivo hacia entornos de teletrabajo. Y es que si antes de la llegada del patógenos el 63% de las organizaciones tenían menos de una cuarta parte de los empleados trabajando en entornos remotos / en el hogar antes de la crisis, las organizaciones informan ahora de que más del 75% de su fuerza laboral está trabajando desde casa.
Ahora bien, no está siendo una adopción limpia, ordenada y segura, las organizaciones se han visto forzadas para actuar a la carrera y, a consecuencia de ello, el 41% no ha tomado ninguna medida para ofrecer un acceso seguro a los empleados en situación de teletrabajo. De ellas, el 50% pone como principal razón para ello la falta de medios y, especialmente, de dispositivos con los que equipar a los trabajadores. Dicho de otra manera, una gran parte de la fuerza de trabajo está empleando ahora dispositivos personales para acceder a los recursos corporativos.
Esto podría ser solo preocupante si estuviéramos hablando de una situación temporal, pero en realidad se vuelve crítico si tenemos en cuenta que, según el estudio de Bitglass, hasta el 84% de las organizaciones participantes en el estudio consideran probable mantener el teletrabajo más allá del esperado fin de la pandemia. Es decir, el teletrabajo ha llegado a muchas empresas con la firme intención de quedarse, pero en la situación actual eso supone un problema de seguridad de enormes dimensiones.
La situación es muy compleja, ya que en la mayoría de las ocasiones no se han podido cumplir y aplicar políticas de seguridad en el despliegue del teletrabajo. Y es comprensible, en realidad, ya que a casi todo el mundo la pandemia nos ha sorprendido con el paso cambiado. Sin embargo, es crucial que las empresas den todo el apoyo del mundo a sus responsables de tecnología y seguridad, para que estos puedan reformular por completo los modelos y flujos de trabajo. Solo de esta manera podrán ofrecer a los teletrabajadores un entorno seguro, en el que puedan desarrollar su actividad normal sin, por ello, abrir la puerta a un universo de amenazas.
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